Libros de ayer y hoy

Mentes alteradas, bombas falsas, la capital y sus hoyancos
Mientras se dilucida la comprobación de una alterada mente del señor Donald Trump, en sospecha por sus cambiantes decisiones, vale pensar que en la misma situación está el enfoque de nuestro Congreso, en ambas cámaras, en ese juego extraño de la retroactividad que es tan clara en la Constitución. Además parece que algunos están enojados porque ese sitio muy atrás en el acto de Claudia Sheinbaum en el Zócalo, no les gustó. Ya es hora de que los políticos actuales dejen de portarse como los anteriores en pasados sexenios que se creían seres especiales, personajes, cuando de todos los poderes incluso los que se creen absurdamente ajenos al estado, como los autónomos, todos ellos, no son sino nuestros empleados. Como periodista me daba risa ver a algunos de ellos frente algún reportero o reportera que los abordaban y la forma que actuaban, como virreyes, en sus respuestas y en sus actitudes personales. A los que gustaban del chacaleo les debe haber causado mucha risa. Sobre todo de los priístas.
BOMBAS FALSAS PARA ATEMORIZAR EN LA UNAM; DEBE HABER MÁS RESGUARDO
Esas pequeñeces de los políticos pueden causar molestias, pero no tanto como lo que está ocurriendo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con esas falsas amenazas de bombas y ese temor que se hizo correr después del ataque mortal a un alumno en el CCH Sur. Desde septiembre hay unos tipos que están creando un entorno de intranquilidad en la casa de estudios, sobre todo de amenazas escritas acerca de bombas que están colocadas en sitios inciertos. Hasta este momento, el rector Leonardo Lomelí Venegas ha informado que ya se tiene detenidas a dos personas. En investigación seria, digital, se ha demostrado que todo era falso pero eso se sumó a lo del CCH sur. Cuando cubrí ese entorno por varios años y los que estuve en estudios de maestría, todo eso se daba. Acuérdese también la toma de espacios como la del que en su momento, mucho antes, tomó la rectoría; incluso crímenes de gente ajena que iba a reunirse en sus jardines. Es el problema de la apertura de un espacio que no siempre tiene guardias en cada rincón. En la época de Jorge Carpizo , mas que instalar guardias se gastaba el presupuesto en infinidad de guapas servidoras que eran contratadas, muy bien vestidas, para atender a los circunspectos -igual que los funcionarios del chacaleo- académicos, a los que les servían café y les traían sus documentos en las reuniones. Las universidades, más que asustarse porque por error entra al campus un vehículo del Ejército, deberían de tener guardias oficiales. Se ha tomado muy a pecho que una autonomía es general, cuando solo se define en su actividad, no en su entorno. Todos los espacios públicos deben de estar bien asegurados, por eso deben tener guardias especiales.
Y LOS MUCHOS HOYACOS DE IZTAPALAPA COMO ADVERTENCIA
No tan sorpresivamente porque ya hace tiempo que se venían presentando, pero recientemente se han multiplicado los hoyancos en la ciudad. Impresionante, pero se publica que hay más de 200 mil baches en calles principales y 450 mil en calles secundarias. Se mencionan en medios los más numerosos en alcaldías como Gustavo A. Madero, Xochimilco y Tláhuac. Pero Iztapalapa no se queda atrás. Se atribuye en muchos casos ese fenómeno, a la sensible situación en la que se encuentra la ciudad de México, instalada encima de un lago. Vamos a terminar teniendo un trozo de lago en nuestros barrios para baños cercanos. Bromas aparte, no es remoto. Los hoyancos en Iztapalapa son los más grandes y llamativos. A lo mejor ya estaban cuando doña Clara Brugada se dedicaba a hacer sus Utopías con el anhelo de trascender a partir de construcciones públicas que llevan ese nombre. Eso advierte que más que pensar en edificaciones y proyectos que embellezcan la ciudad, primero hay que hacerla segura. Y la seguridad no solo se da a partir del control efectivo de los vehículos de circulación, sino de los baches y hoyancos que se aparecen, a veces peligrosos, en las calles.