Libros de ayer y hoy

Impíos. Dinamita injusta a los premios Nobel
Al creador de la dinamita, nada menos que Alfred Nobel, lo dinamitaron injustamente los ineptos que encabezan el Comité del Nobel en Oslo. Y en estas fechas cuando su apellido ha sido enlodado injustamente por el mundo, aparecerá en recuerdo este 21 de octubre a defender su nombre ese día, en el que nació, en 1833, y se configuró después como químico, inventor y escritor. Su biografía sostiene que sus agilidad como químico le dio una fortuna tan grande que decidió donar ese dinero para premiar a lo más granado de varias disciplinas. Se recalca que había un sentimiento de culpabilidad en él, por el daño que habían causado sus inventos. Aunque él murió en 1896, la donación de su fortuna se legalizó en 1900 y en 1901 se empezaron a dar los premios Nobel.
NOBEL QUISO RECTIFICAR DESTRUCCIÓN DE SUS INVENTOS, DONANDO SU FORTUNA
Es curioso que Nobel no sea el único que a lo largo de la historia, sus inventos hayan servido para destruir algo de la humanidad: otro ejemplo es el de la bomba atómica. Pero se recalca en la historia en el caso de Nobel, que él quiso rectificar algo de lo destruido, donando su dinero para apoyar disciplinas, que sirvieran a la humanidad. No debe servir de nada a la humanidad el premio de la paz que se dio a la venezolana, pero el Nobel no tiene la culpa. El caso se ha repetido en otros premios sobre todo de literatura en los que la tendencia ha sido la derechización y el golpeteo a los países socialistas. Y quizá en premios de técnicos que a la postre han aparecido en banda ya unidos, para apoyar los cultivos transgénicos. Por ejemplo.
EN ESTE MOMENTO HAY QUIENES DAN POR MUERTO AL NOBEL
Es un error partir de lo que hizo el Comité del Premio Nobel en Oslo, porque el nombre existe, está acreditado desde 1901 y al parecer parte de la gran fortuna también existe. Lo que se debería de hacer es investigar a los culpables del Nobel cuestionado y sacarlos del comité. A lo largo de un siglo más 26 años, la gente ha esperado la aparición de los premios sobre todo el de literatura. No ha sido raro que haya decepción, pero en muchos casos hemos conocido a grandes personajes -Inglaterra los acumula aunque sean de otros países-, y ampliado una cultura que se suele acumular en los clásicos. El Nobel debe seguir con más cuidado, con mucha certeza, y aplicarlo con sigilo e investigar a los personajes del comité que se han creído dueños del Nobel. Si se analiza bien, los dueños del Nobel somos nosotros, la humanidad. El donador lo dio para todos y es esa humanidad la que tiene que cuidarlo. Y vigilar que se aplique con los designios que debe tener: los valores humanos y la paz. Aquí damos un ejemplo de un premio Nobel, el de 1956, de España, Juan Ramón Jiménez, porque exalta el amor eterno y en la casualidad de que su poema se llama Octubre, este bello mes en el que escribimos ésto y Nobel nació:
OCTUBRE
Pensé arrancarme el corazón y echarlo
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno.
A ver si compartirlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo,
el árbol puro del amor eterno.