Caminos del sur

Cambio climático en la Región Pacífico Sur: una amenaza creciente
Durante la semana pasada, el paso del huracán Erick puso en estado de alerta a tres de las entidades que conforman la Región Pacífico Sur (RPS): Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Aunque el área de impacto fue limitada —afectando principalmente a tres municipios de Guerrero y nueve de Oaxaca—, los daños evidenciaron una vez más la alta vulnerabilidad climática de esta zona. Esta realidad demanda con urgencia el reconocimiento y adaptación a un nuevo escenario climático con profundas implicaciones socioeconómicas.
El cambio climático en la RPS está agudizando problemáticas estructurales históricas como la deforestación, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad. A estos problemas se suman eventos cada vez más frecuentes e intensos como sequías prolongadas, inundaciones devastadoras e incendios forestales, que afectan directamente la seguridad alimentaria, la salud pública, la infraestructura y las economías locales.
Las lluvias torrenciales, en combinación con la deforestación y el cambio de uso de suelo, están provocando inundaciones más frecuentes y severas, tanto en zonas urbanas como rurales. Estas afectan viviendas, caminos y cultivos, incrementando los costos de reconstrucción y reduciendo el bienestar económico de las comunidades más pobres.
Además, el aumento sostenido de las temperaturas ha propiciado la propagación de enfermedades transmitidas por vectores como el dengue, el zika y la malaria. También se ha registrado un incremento en padecimientos respiratorios y otros problemas de salud relacionados con la contaminación ambiental y el estrés térmico, lo que presiona aún más los ya limitados servicios de salud regionales.
En Chiapas, la pérdida de cobertura forestal es alarmante: se estima que alrededor del 43 % de sus bosques han desaparecido en los últimos 50 años. Esta deforestación, impulsada por la expansión agrícola y ganadera, ha afectado gravemente a ecosistemas estratégicos como la Selva Lacandona. Las consecuencias económicas son directas: pérdida de servicios ambientales, disminución de la productividad agrícola, y mayor riesgo de desastres naturales. Las sequías prolongadas y los incendios forestales comprometen la subsistencia de comunidades rurales que dependen del campo, agravando la pobreza.
Guerrero enfrenta un panorama climático complejo: sequías, olas de calor, tormentas más intensas y escasez creciente de agua. Estos fenómenos reducen el rendimiento de los cultivos, impactan negativamente en la producción agrícola y aumentan la inseguridad alimentaria. Además, los fenómenos extremos amenazan zonas costeras como Acapulco, donde el incremento del nivel del mar y la erosión representan un riesgo tanto para la infraestructura turística como para las comunidades pesqueras.
Michoacán también experimenta un proceso acelerado de cambio climático. Proyecciones oficiales indican que la temperatura media podría aumentar entre 1.4 ºC y 3.4 ºC entre 2030 y 2090, dependiendo del escenario de emisiones. Este calentamiento, junto con la reducción de lluvias y la mayor variabilidad en los patrones climáticos, ya está afectando cultivos clave como el aguacate, de gran importancia económica. La pérdida de productividad no sólo pone en riesgo el sustento de miles de familias agricultoras, sino que también debilita la economía estatal, altamente dependiente del sector agroalimentario.
En Oaxaca, los efectos del cambio climático son particularmente severos en regiones como el Istmo y la Mixteca, donde las sequías prolongadas han deteriorado la capacidad de producción agrícola y limitado el acceso al agua potable. Con un aumento promedio de 2 ºC en la temperatura en las últimas décadas, las consecuencias se reflejan en una menor disponibilidad hídrica, deslizamientos de tierra, pérdida de biodiversidad y eventos extremos que destruyen viviendas y caminos. Esto incide directamente en el nivel de vida de las comunidades más pobres, dificultando el desarrollo económico local y agravando la migración forzada.
La alteración de los ecosistemas marinos también es significativa. Por ejemplo, el aumento de la temperatura afecta la reproducción de especies como las tortugas marinas, alterando la proporción de sexos y amenazando su supervivencia. Esta situación afecta actividades como el ecoturismo y la pesca artesanal, que representan una fuente de ingresos para muchas familias costeras.
La Región Pacífico Sur enfrenta una convergencia de vulnerabilidades ecológicas, sociales y económicas que se están viendo amplificadas por el cambio climático. No se trata ya de eventos aislados, sino de un proceso estructural que está reconfigurando el territorio y poniendo en riesgo la viabilidad de sus comunidades.
Urge fortalecer políticas públicas integrales que promuevan la resiliencia climática, el manejo sostenible de recursos y la justicia ambiental, priorizando a las poblaciones más vulnerables. El costo de la inacción será cada vez más alto, y lo pagarán principalmente quienes menos responsabilidad tienen en esta crisis: las comunidades rurales, indígenas y campesinas de la región.
El cambio climático no se trata de un cambio de clima sino de forma de vida, diría la abuela.
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Fuentes
Servicio Forestal de E. U.
Revista Digital Universitaria – UNAM
Organización Panamericana de la Salud
Organización Mundial de la Salud.
El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR)