Inspira el comisionado Manuel Castro con su liderazgo migrante en NY

NUEVA YORK, EU, 5 de mayo de 2025.- “Cruzamos la frontera cuando tenía cinco años, caminamos por el desierto, me enfermé, el grupo nos dejó, mi mamá se arrodilló a rezarle a la Virgen de Guadalupe. Eso es de lo primero que recuerdo”. Con voz pausada, Manuel Castro revive una de las memorias más crudas de su infancia. Pero ese momento, que marcó su vida para siempre, también fue el inicio de un camino que lo llevaría, décadas más tarde, a convertirse en el primer mexicano-estadounidense en dirigir la Oficina de Asuntos del Inmigrante de la Alcaldía de Nueva York.
Desde enero de 2022, Manuel Castro está al frente de la Oficina de asuntos del inmigrante del alcalde de Nueva York, MOIA, la más grande de su tipo en Estados Unidos. Su labor se centra, entre otras cosas, en promover políticas públicas que garanticen el acceso equitativo a servicios esenciales para más de tres millones de inmigrantes que viven en los cinco condados, según cifras oficiales. Bajo su liderazgo, la ciudad ha fortalecido su papel como santuario y referente nacional en la defensa de los derechos migrantes.

Para Castro, este compromiso tiene raíces personales, llegó indocumentado a Nueva York siendo niño, y vivió en carne propia los desafíos que enfrentan miles de jóvenes en la misma situación.
“Cuando estaba en high school, viví momentos muy difíciles, como joven indocumentado, no sabía si podría ir a la universidad o alcanzar mis sueños, en esa época quería ser cineasta, contar historias, pero los obstáculos eran enormes. Llegué a los cinco años y crecí en Nueva York sintiéndome parte de esta sociedad, hasta que entendí las limitaciones de mi situación migratoria, aun así, hubo personas que me ofrecieron su apoyo sin pensarlo, y gracias a ellas seguí adelante. Hoy, me toca a mí devolver esa esperanza, sobre todo en tiempos tan difíciles para nuestra comunidad”, narró Castro en entrevista con Quadratín Hispano.
Antes de ocupar un cargo público, Castro fue por años una de las voces más visibles en el activismo migrante de la ciudad. Como director de la organización sin fines de lucro New Immigrant Community Empowerment NICE, trabajó codo a codo con jornaleros, trabajadores domésticos y comunidades migrantes. Allí lo conocían simplemente como Manny, el organizador comprometido, el amigo de todos, una presencia constante en la comunidad.
Hoy, esa sensibilidad se refleja en cada decisión. Desde su oficina, Castro ha liderado iniciativas como el acceso a cuidado infantil para familias indocumentadas, campañas multilingües de orientación legal para inmigrantes, y la implementación de una infraestructura de bienvenida que, en respuesta a la reciente ola migratoria, brindó atención inmediata a más de 200 mil solicitantes de asilo.
La experiencia personal de Castro como inmigrante indocumentado ha marcado su liderazgo con empatía y convicción, consolidando a Nueva York como un verdadero refugio para quienes buscan empezar de nuevo.
“Nadie estaba preparado para la llegada masiva de personas. Pero sabíamos que teníamos que actuar, llegamos a Port Authority sin un manual, sin esperar permiso, simplemente porque era lo correcto. Yo sé lo que se siente llegar sin conocer a nadie, por eso quise que esas familias tuvieran una bienvenida distinta, gracias al compromiso de mi equipo, pudimos estar ahí, en la madrugada, recibiendo a quienes llegaban sin saber siquiera cuántos vendrían ni qué apoyo iban a necesitar. Hoy, ver que muchos de ellos ya trabajan y han comenzado una nueva vida en esta ciudad es algo que nunca voy a olvidar”.

Asimismo, la relación de Castro con el alcalde Eric Adams ha sido clave para posicionar la causa migrante dentro de la administración municipal. “El alcalde ha reconocido mi historia públicamente. Me llamó “un soñador que está viviendo el sueño”. Pero ese sueño, para mí, es poder influir desde adentro. Corregir, proponer, explicar por qué cada decisión impacta vidas reales”, añade.
Un ejemplo de ello fue cuando el alcalde Adams declaró erróneamente que las personas indocumentadas no tenían derechos constitucionales. “Fui el primero en llamarlo. Le expliqué que la Constitución protege a todos. Él lo entendió. Esa conversación fue muy importante”, aclaró.
Con el 5 de mayo como referencia simbólica de orgullo y resistencia para la comunidad mexicana en Estados Unidos, Manuel Castro encarna una nueva generación de liderazgo: cercana, firme, con visión y memoria. Un líder que no olvida de dónde viene y que trabaja cada día para que Nueva York siga siendo una ciudad donde nadie —ni siquiera un niño que cruza el desierto— quede fuera.
“Siempre les digo a los jóvenes, no te dé pena quién eres ni de dónde vienes, tu historia, tu lucha, todo lo que has vivido te da claridad sobre tu porqué. Y cuando conoces tu porqué, puedes superar cualquier obstáculo, eso me sostuvo a mí, y es lo que trato de transmitir ahora desde el servicio público. Ojalá mi historia sirva para abrir puertas, quiero que más personas como yo, con nuestras experiencias, lleguen a roles de liderazgo en el gobierno, porque ahí es donde más se necesita la representación, para transformar desde adentro lo que durante años nos ha excluido”, concluyó.