
Revelan que tirador de NY dejó carta a sus padres en Las Vegas
MANHATTAN, Nueva York, EU, 31 de julio de 2025.- El tiroteo ocurrido el pasado 28 de julio en el rascacielos de oficinas ubicado en el 345 de Park Avenue, que dejó cinco muertos, incluyendo al agresor, ha puesto en evidencia las vulnerabilidades en los sistemas de protección de muchos edificios corporativos en la ciudad de Nueva York.
Entre las víctimas se encontraba Didarul Islam, un oficial en servicio activo del NYPD, quien se encontraba asignado a tareas de seguridad privada en el edificio como parte de un programa autorizado por el Departamento de Policía.
El atacante, que ingresó armado con un rifle semiautomático, logró atravesar los controles de acceso sin ser detenido, a pesar de que las cámaras de seguridad lo registraron segundos antes del ataque.
Felipe Rodríguez, exagente del NYPD y profesor en el Departamento de Estudios Policiales del John Jay College of Criminal Justice, advierte que este tipo de incidentes revela fallas críticas en la coordinación entre tecnología y respuesta operativa. Señala que, en muchos edificios, los guardias pasan horas frente a los monitores, lo cual puede reducir su capacidad de reacción.
“A veces los guardias están muchas horas ahí, frente a monitores, y el cansancio influye. Además, si hay muchas cámaras funcionando al mismo tiempo, puede que pasen dos cosas distintas y no lo notas a tiempo, hay que tomar en cuenta también que en algunos casos el sistema de cámaras tiene un retraso de segundos, lo cual interfiere con la respuesta en tiempo real”, advirtió.
En conversación con Quadratín Hispano, Rodríguez analizó los errores del sistema actual y planteó recomendaciones urgentes para evitar que hechos similares se repitan.
Uno de los problemas más graves, según el experto, es que muchos edificios confían únicamente en cámaras que graban, pero no están conectadas a sistemas automatizados.
“La tecnología está, pero no está integrada, el sistema debería poder reconocer una amenaza, emitir una alarma, y permitir que el personal actúe con rapidez”, afirmó.
Rodríguez insiste en que no basta con tener imágenes grabadas después del hecho, la clave está en prevenir, no solo documentar.
Tras el tiroteo, varias empresas en el centro de Manhattan han comenzado a reevaluar sus esquemas de seguridad, incluyendo la contratación de personal armado o la instalación de detectores de metales. Pero el profesor subraya que esas medidas, aunque necesarias, no son suficientes por sí solas.
“Hay edificios que ya tienen detectores de armas, pero si no hay personal entrenado o un plan claro de respuesta, el riesgo sigue siendo alto”, advirtió.
Sugiere también implementar botones de pánico, planes de evacuación, y sistemas de cierre automático (lockdown) para contener cualquier amenaza de forma inmediata.
Rodríguez sostiene que ya existen herramientas tecnológicas que podrían marcar la diferencia.
“El sistema que yo recomendaría lanza una alerta inmediata al centro de control, envía notificaciones por texto y correo electrónico a los empleados, cierra puertas y activa las alarmas, todo está diseñado para ganar tiempo y permitir que la gente se ponga a salvo. También hay tecnología capaz de detectar si alguien porta un arma, eso ya existe y debería estar en uso”, aseguró.
Añadió que estas soluciones deben estar acompañadas de simulacros regulares y capacitación continua, para que la tecnología no funcione en vacío, sino en coordinación con protocolos humanos eficaces.
Para el experto, este incidente debe marcar un antes y un después en la forma en que se protege a empleados y visitantes dentro de espacios corporativos.
“No podemos esperar a que ocurran tragedias para reaccionar, tiene que haber un cambio de mentalidad, inversiones reales en seguridad y mejoras desde el diseño mismo de los edificios. Existen sistemas avanzados, como los que se usan en lugares de alta concurrencia como Disney, que detectan armas de inmediato sin frenar el flujo de personas, esa tecnología está disponible y se puede implementar”, enfatizó.
Rodríguez considera que se necesita voluntad institucional para adoptar una estrategia de seguridad más sólida, basada en prevención, inversión tecnológica y una cultura de protección constante.
“Este caso demuestra que nadie está exento, ni siquiera un edificio que alberga algo tan emblemático como las oficinas de la NFL. No importa cuán moderno o sofisticado sea el lugar, la seguridad tiene que ser una prioridad real, no una medida decorativa”, concluyó.