Ser costurera y cantante: las pasiones que mueven a Sonia Castrejón
BROOKLYN, Nueva York, EU, 4 de diciembre de 2025.- En una biblioteca de Brooklyn, ubicada en la 315 de la calle Linden, se encuentra el taller de Sonia Castrejón, una mexicana que desde los 13 años encontró en la costura una pasión, la misma que la ha llevado a querer transmitir sus conocimientos a la población neoyorquina, en especial a la hispana que busca oportunidades para generar ingresos extras.
Castrejón, llena de sentimientos, habló con Quadratín Hispano y explicó que siempre ha querido ayudar a las demás personas y que encontró en la costurera la forma de contribuir al desarrollo de la comunidad, por lo que, con los talleres gratis espera cambiar las vidas de todas las personas que han hecho parte de los cursos, y de los más de 400 que están en lista de espera para iniciar sus clases.
“Después de 20 años, volví a retomar la costura y en mi mente estaba ayudar a las personas que quisieran y necesitaran. Pues es un dinerito extra que nos entra a la casa, especialmente para las mamás, que a veces no podemos salir a trabajar fuera porque tenemos hijos enfermos o porque estamos trabajando también desde casa, y un trabajito extra no nos caía mal. Por eso desde ese entonces comencé a pedir donaciones para juntar máquinas. Empecé con un grupo de mujeres que tienen niños enfermos y después el segundo curso. Ahora este es el tercer taller”, dijo.
“Muchas personas han querido tomar un curso, pero no tienen el dinero para hacerlo. Entonces, de ahí, fui anotando la gente. Ahora tengo más de 400 personas en espera, pero he ido así contactando a la gente cómo se han ido anotando. Entonces, cada que yo, junto a unas máquinas, hago un grupo de personas y doy la clase”, agregó.
Sonia, con una sonrisa en su rostro, dice que poco a poco los cursos han recibido la acogida deseada, y muchos son los que quieren hacer parte de ellos, pero que de la larga lista de espera, 47 personas son las que han iniciado sus clases y han recibido la certificación. Pese a que el imaginario social afirma que solo las mujeres mayores son las que se dedican a la costura, Castrejón contradice esto al afirmar que dentro sus clases hay todo tipo de persona, de diferentes edades y sexo.
“Todos pueden hacer parte de estos talleres. Hemos tenido niños, hombres y mujeres. Aquí no importa el sexo, género o edad, solo las ganas de salir adelante”, manifestó.
Elian, un niño de nueve años, es el estudiante más pequeño que conforma el más reciente curso de Sonia. El menor asegura que llegó a conocer a su maestra por la curiosidad que sentió al ver las máquinas, esas que hoy maneja con destreza y a su edad sueña con dedicarse a confeccionar ropa.

Luisa, otra estudiante de Sonia, recuerda que desde el primer encuentro que tuvo con la mexicana hubo una química que le hizo entender el corazón que tiene Castrejón, ese mismo que busca ayudar desinteresadamente a los demás, contribuyendo a entregarle la mejor herramienta, el conocimiento, para desarrollar sus destrezas y generar un emprendimiento que los ayude a sobrellevar los gastos diarios en Nueva York.
“Justo en el momento que yo lo necesitaba, que yo tenía que despejar más la mente, hacer algo, conocí a Sonia. Por eso digo que Dios es el que sabe el momento y cuándo le llegan las cosas a uno. Y de verdad que yo me siento tan agradecida con ella y Dios por mandármela en el momento oportuno. A pesar de su cansancio, de todo lo que ella pasa en el día, porque es un ser humano que trabaja, sufre todo, todo lo que pasa, cuando venía a darnos las clases, con ese amor, con esa alegría de enseñar lo que ella sabe y aprender lo que nos enseñó, eso es de apreciar. Ya nosotros teníamos que poner de nuestra parte para aprender”, señaló.
Alegría a través de su voz
Sonia no solo se dedica a la costura, también al canto. Con su voz busca poder alegrar los corazones de los neoyorquinos, pero también aprovechar su don para agradecerle a Dio al cantarle a la virgen de Guadalupe, su patrona. Pese a que no tiene mucho tiempo, entre confeccionar y hacer sus presentaciones artísticas, reveló cómo organiza su tiempo para poder separar todas las actividades que tiene en su vida, las cuales en ocasiones se fusionan, pero ninguna deja de ser más importante que otra.
“Puedo llegar aquí al taller y lo puedo mezclar también a la vez esto con el canto, porque cociendo estoy cantando. Hay veces que le canto a mis muchachas, a las del curso, a donde quiera que yo llego. Entonces, si se puede también mezclar los dos, se puede decir, los dos talentos y las dos cosas que a mí me apasionan”, explicó.
Con orgullo en su corazón, Sonia no deja por fuera el sentimiento que la embarca al ver los colores de su bandera, de su México querido. De hecho, cuando está trabajando ella tiene un cono de tránsito, afuera del taller, que ondea la insignia de su país, por lo que ella dice que donde vaya siempre estará feliz de donde es.
“Mi país lo llevo a donde quiera que yo vaya. Me gusta representarlo porque mi México es muy hermoso. Entonces, no me avergüenzo, al contrario, estoy muy orgullosa. Y como patriota mexicana, pues me gusta apoyar a donde quiera que yo llego. Así esté en un país donde no se hable el idioma, donde las costumbres sean diferentes, yo trato de poner las mías. Y yo sé que aquí hay mucha gente de mi país y mucha de otros países latinos que también traen aquí sus raíces y sus costumbres y apoyar para mí es lo primordial.”, puntualizó.
