Celebran Día de la Madre: una latina con una historia de amor única

QUEENS, Nueva York, EU, 11 de mayo de 2025.- Alejandra Geithner, una madre argentina, residente de Queens celebra la maternidad desde un lugar distinto, uno donde el amor se expresa sin palabras, la paciencia se vuelve escudo y cada pequeño avance se vive como una gran victoria.
Su hija Donnatella, de nueve años, quien fue diagnosticada con autismo desde muy pequeña, le enseñó a mirar el mundo con otros ojos y a sostenerse incluso en los días más difíciles. “Me di cuenta yo, antes que los médicos. Un día dejó de hablar y simplemente lo supe”, recuerda Alejandra, consciente de que su maternidad tomaría un rumbo inesperado, lleno de desafíos, pero también de una ternura infinita.
Ese fue apenas el inicio de un camino marcado por múltiples diagnósticos, algunos imprecisos, como parálisis cerebral, dispraxia motriz y finalmente autismo. “Cada vez que íbamos al médico era una noticia más, un diagnóstico diferente, había mucha confusión. Llega un punto en que te preguntas ¿ahora qué?”.
Radicada en Estados Unidos desde hace 14 años, ha construido aquí su hogar y una red de apoyo, criando a Donnatella lejos de su Argentina natal. En ese camino, también ha aprendido a reinventarse y a enfrentar los desafíos de una maternidad fuera de lo común, donde el valor no se mide en logros convencionales, sino en pequeñas grandes victorias.
Cuando Donnatella empezó a caminar a los cinco años, sentí que, si pudo hacer eso, podía lograr muchas otras cosas. Ese fue un momento de orgullo puro”, dice emocionada.

Una gran expectativa
Criar a una hija con necesidades especiales significó replantear rutinas, entornos y expectativas. Las visitas a parques concurridos, las fiestas o las reuniones familiares dejaron de ser parte del panorama. “Es adaptar todo a sus necesidades, es renunciar a lo que una está acostumbrada o le dicen que debe ser, para construir otro tipo de sueño”, dice Alejandra. Y lo resume con una frase que guía su día a día: “Es vivir un día a la vez”.
Alejandra reconoce que muchas madres latinas en EU enfrentan el reto doble del idioma y la desinformación, lo que limita el acceso a recursos esenciales. Ella, en cambio, se ha dedicado a investigar, tocar puertas y aprender todo lo necesario para darle lo mejor a su hija. “Aquí hay muchísimos recursos, pero solo accedes si sabes buscarlos, si tienes paciencia, si hablas inglés. Si no, te quedas sin nada”, explica.
Lamenta que aún falte información accesible en español y que persista la negación en muchas familias. “Hay papás que no quieren aceptar el diagnóstico, y mientras tanto sus hijos pierden años valiosísimos de intervención”.
Esta madre cuenta que el cariño de la comunidad latina siempre está presente, pero muchas veces viene cargado de desconocimiento. Escucha con frecuencia frases como “que Dios bendiga a tu niña”, seguidas de comentarios dolorosos como “no parece autista” o “pero qué lástima si está tan linda”, como si una cosa anulara la otra. También le resulta difícil cuando otros niños se acercan a jugar y no entienden por qué Donnatella no responde. “Me toca explicarles que es una niña especial, que no habla, que a veces no quiere jugar. Es duro ver esas miradas confundidas o cómo se alejan sin comprender”.
Para esta madre, el amor incondicional y la paciencia son las verdaderas herramientas de la maternidad. “Donnatella me ha enseñado a mirar distinto, a valorar lo esencial. Es como un paquetote de amor”, dice entre risas. A su lado también está Santino, su hijo adolescente, quien navega la experiencia de tener una hermana que lo abraza a ratos y lo ignora otros.

Él vive como hijo único, pero sin los beneficios de serlo, igual es duro para él porque la adora, cuando era pequeño no entendía mucho el rechazo algunas veces de su hermana, pero ahora es un apoyo fundamental”.
En este Día de la Madre, Alejandra quiere dejar un mensaje claro a otras mujeres que, como ella, recorren una maternidad fuera de lo común. Sabe que no es fácil, que hay días en que el cansancio pesa más que la esperanza y que muchas veces se transita en silencio. Por eso insiste en la importancia de informarse, de buscar apoyo y de no caminar solas.
Toca informarse, tocar puertas y armar una red con gente que sepa y que de verdad quiera acompañarte, no se puede criar a un niño con autismo sola, y no se debe, hay días difíciles, claro que sí, pero también hay momentos hermosos. Yo aprendí a celebrar lo distinto, a mirar lo esencial y a entender que cada pequeño logro es un triunfo enorme.”