Libros de ayer y hoy

La danza que sueña la tortuga, cumbre de Emilio Carballido
La danza que sueña la tortuga, cumbre en los cien años de Emilio Carballido, acerca al público mexicano al gran dramaturgo veracruzano. Y más cuando el año actual se le dedica. En estos Libros de ayer y hoy, hemos tratado algunas de sus obras, la última, Rosalba y los Llaveros, pero hemos insistido en La danza que sueña la tortuga, por su vinculación con Federico García Lorca. Más cuando en este momento la obra está en cartelera en el teatro Orientación Luisa Josefina Hernández, en el Centro Cultural del Bosque. Es una obra que dirige Nohemí Espinosa que durará hasta el 23 de noviembre y tiene un elenco interesante integrado por Sonia Covoh, Carmen Mastache, Omar Betancourt, Cris Ramos, Erika de la LLave, Berenice Riosé, Yadira Pérez y Jorge Zárate.
CARBALLIDO, UN CREADOR QUE LLEGÓ A REBASAR TODOS LOS GÉNEROS
Vale recordar como homenaje, lo que hemos hecho llegar al lector. Al saber que el centenario de Emilio Carballido se conmemorará todo el año, vino a la memoria que por un tiempo vivió en San Pedro de los Pinos cerca de donde vivo. Y curiosamente frente a su casa vivió también un largo tiempo Vicente Leñero que según declaró a la muerte del autor veracruzano, que nunca tuvo trato con él, cosa que lamentaba, pese a la cercanía y al hecho de que Leñero también incursionó en la dramaturgia. Algunas veces pasé por donde estaba la escultura de ese creador de teatro en esa zona, estatua que en esos robos de metal tan corriente, fue sustraída. Se robaron su escultura pero no el recuerdo y su grandeza, ni toda la injerencia literaria y teatral que lo configura en la generación mexicana de los 50, con una obra que llega a rebasar casi todos los géneros literarios, guiones de cine, cuentos, libretos de ópera y todo ese caudal que ahora se menciona con orgullo al recordar su nacimiento hace cien años el 22 de mayo de 1925. La última nota al respecto de esta columna, fue precisamente en el pasado mes de mayo. Pero ahora, cuando su recuerdo se estampa en una de sus obras más conocidas, hacemos llegar datos ya compartidos, que configuran su obra y que lo ligan en el nombre, a otro gran creador, el español Federico García Lorca.
MÁS DE 200 0BRAS REFULGEN EN LA HERENCIA DE EMILIO CARBALLIDO
Entre sus obras más conocidas, están Rosalba y los Llaveros, Las visitaciones del diablo que se convirtió en película, Yo también hablo de la rosa, Te juro Juana que tengo ganas...Rosa de dos aromas, El tren que corría, Los zapatos de fierro, Silencio pollos pelones... La danza que sueña la tortuga, entre decenas y decenas de obras que rebasan las 200. El destacado dramaturgo nacido en Córdoba en 1925 y fallecido en 2008, es considerado uno de los exponentes más representativos del teatro tradicional mexicano. Ya he hablado en otras ocasiones de esta obra, La danza que sueña la tortuga, por la vinculación que se hace con el poeta español mencionado. Y por una singular cercanía: la fecha de nacimiento de Carballido, con el día conmemorativo de la tortuga, fecha creada por activistas para su defensa, el 23 de mayo.
EL TÍTULO DE LA OBRA SE MENCIONA EN EL PEQUEÑO VALS VIENÉS DE LORCA
La obra mencionada fue escrita y presentada en 1954. Carballido cambió su título original para darle entrada a una frase de García Lorca de su poemario Poeta en Nueva York. Trata de un tema familiar en el que el autor se centra en la clase media alta veracruzana, los valores que imperaban entonces y la forma como se aplicaban sobre todo en las mujeres. Se trata de dos solteronas y un joven, una de las cuales en un mal entendido compromete en matrimonio al joven que es su sobrino. En la comedia, que eso es, se plantean sin embargo, no solo las estructuras predominantes del machismo, en ese caso del hermano mayor y como en un acto que destaca el valor de la obra, las dos hermanas se solidarizan y salen a relucir valores de lucha femenina que ahora predominan en grupos de mujeres. En aquellas ocasiones que hice referencia a esta obra, recalqué la pertinencia del poema de Lorca, porque como un gran luchador que fue, él impregnó su poesía de una trascendencia que se expresa no solo en la obra de teatro de un gran dramaturgo, sino en poesía, música, pintura, etcétera. Ahí va otra vez la parte del poema Pequeño vals vienés, del granadino.
Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
Todo ese vals de quebrada cintura.