Libros de ayer y hoy

Los 43, once años, la desaparición y la violencia
El problema de los 43 desata la violencia sobre todo contra instalaciones del Ejercito. Las cosas han ido subiendo de tono ante desaparecidos que se ignora donde están. Han quemado vehículos y destruidos instalaciones. Se complica lo relacionado a la desaparición en el país y se responde violencia con violencia. Si no se pensara en la muerte, la desaparición sería la situación más terrible. Y se sorprendería que como la primera, sus formas son tan diversas que es ahora difícil fincar un número de las causas que generan la desaparición. Hay desde luego la desaparición voluntaria, la obligada, la impuesta, la no reconocida, la realizada por ajenos, la causada por muerte, por olvido, por prisión, por tardanza y así seguiríamos con la lista. Y en ésta, se fija en cada caso la forma de la desaparición y la posición en la que se vive, si quien está desaparecido o desaparecida, está con vida. Si no es así, se remite a lo último, la muerte. El caso de los 43 fue desde luego una desaparición impuesta, realizada por ajenos. Los datos que se han manejado en esos once años, eso confirman. Pero fue también una desaparición obligada, porque ellos no deseaban ni pudieron impedir el desaparecer. El problema es que en la búsqueda de los jóvenes, se ha exhibido violencia cada vez con más saña. Se acaba de ver hace días en el cuartel del Ejército en Guerrero de parte de normalistas que exigen documentos, pero ahora en la Ciudad de México en donde ya se había visto varias veces a jóvenes romper la puerta del Palacio y hacer otras cosas violentas en otros actos. Es contradictorio que la violencia que se está denunciando, sea respondida también con violencia.
CIFRAS DIVERSAS EN DESAPARICIONES, PORQUE ALGUNOS SE HAN ENCONTRADO
Las muchas desapariciones que se mencionan en México, igual que suele sucede en todas las partes del mundo, todas tienen su historia. Los mexicanos estamos al tanto del caso ocurrido en Ayotzinapa el 24 de septiembre de 2014 y todos los avatares que han llevado a un conocimiento sin que se conozca su destino y donde están los normalistas. Esa es la esencia del problema y lo que resultará después de este año. A la par, aparecen con sus respectivos datos, las desapariciones habidas durante la llamada guerra sucia de Luis Echeverría y desde luego las muchas que se han dado en torno al crimen organizado y diversas situaciones en gobiernos prianistas. Más los de los últimos años. Desaparición de jóvenes y de niños sobre todo, cifra no oficial que se menciona en torno a los que buscan, de 131mil 654 y en confirmación diversa con los del gobierno que disminuye a los encontrados vivos, cuya lista expone y a los hallados también, pero fallecidos, cuya cifra también expone. Este mes, precisamente el de la Patria, reclamará saber que ha pasado con muchos mexicanos que un día salieron de sus casas y no volvieron, de niños que fueron a comprar un helado en la calle siguiente y desaparecieron. Muchos casos que se han reportado con vida y éstos están comprobados y otros que se han encontrado e inscrito, pero fallecidos.
MUCHOS EJEMPLOS MENCIONAN GRANDES ESCRITORES Y RATIFICAN LOS CASOS
La desaparición ha sido un tema permanente en la literatura. Pero los que abordan más el tema son los escritores de novelas policíacas. Aquí hemos mencionado a varios, y es el del autor islandés Amaldur Indridason por su novela La voz (RB libros 2010) que configura un caso que tiene todas las características de la desaparición voluntaria, por el mal trato a un jovencito que tenía una voz privilegiada y solía cantar en concursos. Lo mencionamos otra vez porque caracteriza el caso de las desapariciones de alguien que aparece tiempo después, pese a la búsqueda insistente, pero ya demasiado tarde, porque ha sido asesinado. El jovencito se había ido 20 años antes y en ese tiempo tras largos avatares y ya como un joven se contrata como portero de un gran hotel. Y gana la característica de que es el Santo Clós (Claus) que se disfraza en todas las navidades. Nada se sabía sin embargo de él. Pero en la investigación que hace el detective Erlendur Sveinsson se llega a la conclusión de que se trata de un desaparecido hallado por desgracia demasiado tarde: aquel lejano y encantador jovencito, que cantaba como un ángel.