Transforma Vianey Kayser la Mona Lisa e inspira a jóvenes a soñar

NUEVA YORK, EU, 18 de junio de 2025.- Desde su estudio en Manhattan, rodeado de lienzos vibrantes y bocetos en proceso, Vianey Kayser hace una pausa para recordar sus inicios en Estados Unidos, llegó a Florida en 1997 con la ilusión de abrirse camino como actor. En Bogotá había tomado clases de teatro y participado como extra en producciones televisivas, convencido de que ese era su destino; pero al llegar, se topó con una barrera que no había anticipado: el idioma.
“Conseguí un pequeño papel en una obra de teatro, pero como mi inglés era muy básico, el director decidió adaptar el personaje para que hablara ‘inglés macheteado’. Fue chistoso, pero ahí entendí que esto no iba a ser fácil”, recordó entre risas.
Fue entonces cuando decidió volcarse por completo a su otra gran pasión, la pintura. Un lenguaje que, a diferencia de la actuación, no requería palabras.
“Con un lienzo podía expresarlo todo sin necesidad de hablar”, dijo. Estudió arte en Miami y, tras años de formación y dedicación, realizó su primera gran exposición en 2008 en el Consulado de Colombia en Nueva York. Desde entonces, no ha parado, su obra ha llegado a museos reconocidos de Europa y América Latina.
Una de sus series más recientes y ambiciosas gira en torno al robo de la Mona Lisa en 1911, cuando Vincenzo Peruggia, un exempleado del Museo del Louvre sustrajo la pintura haciéndose pasar por trabajador. La serie, que se exhibió en París entre octubre y noviembre de 2024, también alude a los múltiples ataques que ha sufrido la icónica obra a lo largo de los años, desde ácido en los años 50 hasta pasteles arrojados por activistas en tiempos recientes.

Con un estilo pop, colorido e irreverente, Vianey reinterpreta estos episodios cargándolos de ironía y crítica, sin perder la intención de provocar una reflexión profunda en el espectador.
“Me enamoré de la historia cuando supe que un italiano, que había trabajado en el museo, volvió un lunes, se escondió en un armario y simplemente se llevó la Mona Lisa. Nadie sospechó porque pensaban que seguía trabajando ahí. Luego desapareció por dos años. Me obsesioné con el caso: viajé a Italia, fui a su pueblo, hablé con gente que lo conoció o que creció con su historia. Para mí, eso fue el detonante para crear esta serie. La Mona Lisa no solo fue robada, ha sido atacada muchas veces. Todo eso lo llevo a mis obras, pero desde mi lenguaje, desde el color, el humor y la crítica”, contó el artista en entrevista con Quadratín Hispano.

En medio de esta serie inspirada en Da Vinci, Vianey desarrolló una obra basada en La Última Cena, reinterpretada con un concepto sonoro.
“Da Vinci supuestamente escondió una melodía en la pintura. Yo la decodifiqué, la arreglé y ahora la pieza incluye audífonos para que el espectador escuche esa música mientras ve la obra”, explicó. Esta instalación está programada para exhibirse en Milán durante la Semana de Da Vinci en 2026.

Entre los momentos más significativos de su trayectoria, destaca su participación en la conmemoración del décimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre, organizada por el Museo y Memorial del 9/11 en Nueva York. Su obra Liberty fue seleccionada entre miles de propuestas y convertida en una postal oficial del evento.
“Escogieron a 20 artistas de todo el mundo y yo fui el único latino. Fue un honor inmenso, sentí que con mi arte estaba representando no solo a mi país, sino a toda nuestra comunidad”, recordó emocionado.
Con el tiempo, el universo visual de Vianey dio origen a personajes que trascendieron el lienzo. El más reconocido es Cool, inspirado en la reacción del público a sus obras. “Todo el mundo decía ‘cool’, y de ahí salió el nombre. Es como mi alter ego artístico”, contó. Para él, lo esencial es que su arte conecte con la gente y les brinde alegría, incluso en los días difíciles.

En 2025, el artista había sido invitado a entregar personalmente una de sus obras al Papa Francisco, gracias a una gestión realizada por una galería con vínculos con el Vaticano. La cita estaba confirmada, pero lamentablemente no pudo concretarse debido al fallecimiento del pontífice.
“La invitación oficial llegó, todo estaba listo, pero tristemente el Papa murió antes de que pudiera entregársela”, comentó la anécdota con emoción contenida.
Su recorrido artístico, marcado por la perseverancia y la pasión, se ha convertido en una inspiración para nuevas generaciones. A los jóvenes que hoy sueñan con abrirse camino en el arte, les deja un mensaje que él mismo encarna.

“Nunca permitan que les digan que no se puede ser artista, pintor, escultor, médico o lo que sea. Las oportunidades no llegan solas, hay que salir a buscarlas. Si uno realmente quiere algo, tiene que trabajar por eso”, concluyó.
Desde Bogotá hasta París, pasando por Nueva York y Milán, Vianey Kayser ha demostrado que el arte no necesita traducción y que los sueños, con disciplina y corazón, pueden cruzar cualquier frontera.