¿No mereces lo que has logrado o podrías tener síndrome del impostor?

QUEENS, Nueva York, EU, 29 de julio de 2025.- Aunque no aparece en ningún manual de diagnóstico, el síndrome del impostor es una de las cargas emocionales más comunes y menos habladas de esta generación.
Se manifiesta en personas talentosas, preparadas y exitosas que, pese a sus logros, sienten que no merecen el reconocimiento y temen ser descubiertas como un fraude. Así lo explicó Ángela Sanz, coach de creatividad, quien asegura que este fenómeno no es una enfermedad psicológica, sino un efecto de una sociedad que vive exigiendo perfección.
“Las primeras investigaciones sobre el síndrome del impostor surgieron en 1978, cuando dos psicólogas estudiaban mujeres en programas de doctorado. A pesar de sus altas calificaciones, muchas de ellas sentían que no eran lo suficientemente buenas; esa sensación de no soy tan buena como la gente cree fue la alerta”, explica Sanz.
Aunque en sus inicios se pensó que afectaba especialmente a mujeres y minorías, investigaciones más recientes revelan que también impacta a los hombres, con la diferencia de que a ellos les cuesta más reconocer y expresar sus emociones, en ambos casos, la autocrítica desmedida, la ansiedad y la sensación constante de insuficiencia son señales claras de este síndrome.
“El problema no es solo individual. Muchas veces creemos que debemos trabajar más en nuestra autoestima, pero también hay que entender que vivimos en una sociedad que te juzga constantemente y que refuerza estereotipos. Ese juicio externo también alimenta el síndrome del impostor”, afirma la coach.
@hispanoq ¿Has experimentado el Síndrome del Impostor? La coach Ángela Sanz explica de qué se trata y te da tips para comenzar a sobreponerte a ello 🙌🏻
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Uno de los síntomas más comunes es la tendencia a atribuir los éxitos a la suerte o a factores externos, también aparece la procrastinación, el miedo a fracasar y el perfeccionismo extremo. En redes sociales, el problema se ha amplificado.
“Las redes tienen su magia, pero también pueden convertirse en una fuente de ansiedad brutal; si ya estás lidiando con el síndrome del impostor, ver a todo el mundo lográndolo te puede hundir aún más”, advierte.
Frente a esto, Sanz propone acciones concretas, revisar el tiempo que se dedica a redes, dejar de seguir cuentas que generan ansiedad y crear rutinas más conscientes. La coach además recomienda no abrir el celular, apenas las personas despierten y si necesitan hacerlo, que no pasen más de cuatro minutos; el ritual de la mañana debe ser para uno mismo con cosas que te nutran y conecten.
Durante su trabajo como coach, Ángela ha visto muchos casos, como el de una arquitecta que llegó a su consulta agotada por cumplir con todo, sin sentirse suficiente.
“Ella creía que si no dolía, no lo merecía. Como si el éxito solo viniera acompañado de sacrificio extremo y no es así; a veces el camino puede ser más corto si te permites brillar”, indica Ángela.
Para Sanz, lo más importante es entender que todos, en algún momento, podemos sentir dudas.
“El síndrome del impostor no es una sentencia. Es una señal de que necesitamos parar, escucharnos y empezar a creernos capaces. Porque lo somos, aunque nos cueste verlo”, finalizó la coach.