De compañeros de vida

¿Quiénes son los compañeros de vida de cualquier ser humano?, eso deberíamos de cuestionarnos a lo largo de nuestra existencia. Compañeros de presencia física y de aquellos que la cultura aporta día a día. Bien decía Jorge Luis Borges que él era resultado de su tiempo, de sus amistades, de su familia, de sus lecturas. Él no solo era él, sino los otros y las otras. Es decir, comprender que cada uno de nosotros somos resultado de nuestro vivir a lo largo de los años vividos. Eso nos humaniza y nos hace comprender que no solo es nuestro ego el que impera en la existencia que se vive, sino que mucho tienen que ver los hechos cotidianos de nuestro vivir en sociedad.
Escribo esto, pues al revisar los tiempos que vivieron Nicolás Maquiavelo y Norberto Bobbio, se comprueba este aserto: somos resultado de todo lo que vivimos en el tiempo y en el espacio de nuestro existir.
En ciencia política esto es importante pues no solo hay que demostrar que la política es lo que es, y no lo que creemos que es. Por lo que atender los tiempos del florentino en los siglos XV y XVI o del admirado jurista y filósofo Norberto Bobbio, al revisar sus vidas vemos con qué tipo de amistades convivieron: cuáles les fueron fieles o cuáles les fueron infieles. Además, atender a cuáles personajes de poder político, económico o sociales les pusieron su atención y tuvieron relaciones de poder o económico en busca de empleo como sucede con Maquiavelo en su momento.
Atender esto, obliga a comprender mejor la vida en los extraños sucesos que a veces se viven. Tomando en cuenta siempre la palabra fortuna que eleva a altos cargos y medios económicos a quien la tiene; o lo contrario, cuando la diosa fortuna se niega a reconocer a aquel que participando en política no cuenta con un padrino que le ayude a conseguir lo que desea.
De esta manera al estudiar a Maquiavelo, encontramos que hay que estudiar a personajes de la “familia de los Medicis”, que inicia su presencia antes del nacimiento del florentino en el año de 1360 al 1428, con Juan de Bicci y Piccarda Bueri. Si Maquiavelo nace en 1469, se debe entender que ha de vivir la presencia de Juan y Caterina Sforza en los años que van del 1467 al 1498. Familia poderosa en el florentino el apellido Sforza y Medici ha de andar su existir afortunado o lo contrario.
Es imposible ignorar la existencia en Florencia de Lorenzo, el “Magnífico” entre los años de 1445 al 1492. Cuentan los apellidos de los poderosos y mucho, en vida de Maquiavelo, así como vemos aparecen los Medici, los Sforza, los Orsini, Rucellai, Soderino, Ferrara o Urbino, etcétera. Es decir, en esos tiempos de final del feudalismo, yendo hacia la era moderna, la presencia de poderosas familias apoyadas en su feudo, hacían un escenario de egoísmos y luchas por el poder político que no tenía límite en crueldad y sangre.
Si, además, reúne tales batallas, la presencia de la iglesia en presencia del poderoso Vaticano, poderosos por su religión y poderosos por sus ejércitos que batallaban por el control de territorios en la península y más allá. De esta manera al florentino le tocó atender con nombres que eran por origen de poderosas familias y terminaron dándose nombres santos: Clemente Séptimo 1478-1534; Giuliano, León X (1476-1521); el Obispo de Berziers; el Cardenal Inocencio y aquellos que en Roma habían hecho un feudo que rebasaba fronteras como Alejandro VI, padre de César Borgia y Lucrecia. Es decir, los tiempos de Nicolás son tiempos de crisis, de cambio de rumbo para la humanidad y de nuevas visiones en la ciencia política, que por su realidad hasta la fecha nos asombra en su crueldad, corrupción y deterioro humano.
Qué compañeros de vida se tienen, los cercanos físicamente que se convierten en amigos epistolares o en aquellos que por diversas circunstancias cruzan nuestra vida queriéndolo o no. En el caso de Norberto Bobbio, se comprende el siglo XX por su autobiografía en el libro de Maestros y compañeros y en caso de su revisión ideológica del siglo pasado, que como señala Octavio Paz, en una polémica con el peruano Mario Vargas Llosa: no hay que cantar a las libertades y democracia del siglo XX, cuando en el mismo, se han llevado a cabo las monstruosas primera y segunda guerra mundiales.
Seguir la huella de Bobbio es relativamente fácil, pues en los dos libros hace su propia radiografía, desde el conocimiento de filósofos desde Santo Tomás de Aquino; Juan Jacobo Rousseau, Federico Hegel, Emannuel Kant; Kierkegaard Soren; Ludwig Feuerbach; Williams James. O de sus afanes en el estudio y seguimiento de italianos de su siglo; Nicola Obbagnano; Amendola; Benedetto Croce, (por el cuál tiene especial atención ya que le merece bastantes citas); Gabriele D’Annunzio; Renzo De Felice; Alcide De Gasperi; Luigi Einaudi; Giovanni Gioletti; Giovanni Gentile; Piero Gobetti; Antonio Gramsci (del que me sorprende las pocas citas en comparación con Croce).
Larga lista de aquellos que influyen en su cultura del siglo XIX y XX que ciertamente viene de muy atrás al citar a políticos como Julio César; Napoleón Bonaparte; Vladimir Ilich Lenin; Benito Mussolini; Adolf Hitler; y José Stalin. Destacan todo tipo de escritores y pensadores como Curzio Malaparte; Carlo Levi; Antonio Labriola; Alessandro Mansoni; Salvemini Gaetano; Giovanni Papini; Wilfredo Pareto; Filipo Turatti; Giovani Sartori; Luigi Sturzo. No se olvida, igual que en vida del florentino, de papas que son parte de siglos pasados, así cita: a Gregorio XVI; Benedicto XV; Clemente VII; León XII; Pío IX; y aquellos que son presente en su vida. Por ejemplo, los últimos papás del siglo pasado, que con Juan XXIII, trajo la reforma a la iglesia católica con el Concilio Vaticano II, y así en ese tiempo hasta el papa Juan Pablo II.
Es decir, Maquiavelo y Bobbio, son resultados de sus maestros y compañeros de vida. De influencias del pasado y presente; de su inteligencia y talento, para transformar tales circunstancias, en aquellas que hacen que la cultura sea un paso más adelante de aquello que les tocó vivir. Son, por ello, ciudadanos que convierten su vida en aquello que les formó y, aquello a la que aportan enseñanzas y obras que dignifican a la humanidad. Así sea, como es el caso de Nicolás Maquiavelo, personalidad llena de contradicciones. Porque de eso estuvo formada sus circunstancias de una vida: en la que su ‘maldad’, aparece en varios estudiosos como tema principal de su legado.