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El complejo comportamiento de consumo ante la nueva realidad
El consumidor chino puede representar los paradójicos comportamientos de compra en la nueva realidad.
Así, se presenta crecimiento del consumo de un solo dígito mientras se popularizan "falta de confianza" y "negociación a la baja" de los consumidores. En tanto, los analistas del mercado plantean preguntas desafiantes: ¿Se redujeron los focos de crecimiento? ¿La disminución del sentimiento frena la intención de gasto? Y otros muchos que pretenden “adivinar” el cese de crecimiento de compras.
La respuesta que prevalece ante la cautela de los consumidores es la aceptación de una nueva realidad. En China se superan varios años difíciles que disminuyeron su confianza y voluntad de gasto y se comienza a superar esta fase con una óptica más racional.
Es decir, la confianza se estabiliza. Sin embargo, en las urbes se percibe un ligero descenso. Mientras, los consumidores ahora priorizan la realización personal y cambian su gasto hacia productos y servicios que les ayuden a lograrla.
El PIB de China crece en torno al 5 por ciento y el consumo interno se mantiene resistente. Varios sectores como el turismo, comidas fuera de casa, alimentación y bebidas, ropa deportiva, actividades al aire libre y salud del consumidor experimentan un fuerte resurgimiento.
La actitud cautelosa que persiste entre los consumidores chinos se debe en gran medida a su incertidumbre sobre las perspectivas financieras futuras, que a su vez está impulsada por las preocupaciones sobre la seguridad laboral y la depreciación de sus propiedades inmobiliarias. El mercado laboral se percibe como "desafiante/incierto".
Ahora, aunque desde septiembre de 2024, el Banco Popular de China anunció una serie de medidas de estímulo destinadas a impulsar la confianza de los consumidores, el impacto total de estas iniciativas sigue siendo incierto.
La confianza del consumidor se estabiliza en general y tres cuartas partes de los encuestados mantienen una perspectiva optimista sobre la economía. Esto es más perceptible en comunidades rurales.
Paradójicamente, los consumidores urbanos adinerados de edad avanzada, que alguna vez fueron el grupo más optimista, disminuyen la confianza en aproximadamente 20 por ciento, impulsados por la depreciación de los activos y el bajo rendimiento de las empresas. Los millennials de bajos ingresos de Nivel 1 y Nivel 2 continúan como los más pesimistas, citan la alta inseguridad laboral, aumento del costo de vida y depreciación de sus propiedades inmobiliarias como las principales preocupaciones.
Mientras tanto, los consumidores de nivel 3 y la generación Z urbana se mantienen como los más optimistas, a pesar de la disminución de la confianza entre algunos consumidores de estos segmentos, impulsada por el alto desempleo juvenil y las menores expectativas de crecimiento de los ingresos.
A pesar de las variaciones entre los segmentos, la tendencia general es clara: aunque la confianza sigue siendo moderada y los niveles de sentimiento varían entre los grupos de consumidores, los consumidores chinos están adaptando su comportamiento de gasto a la nueva realidad del entorno económico actual, que es más desafiante.
El mercado de consumo de China se vuelve más matizado y complejo a medida que se adentra en la nueva realidad. Si bien el sentimiento sigue siendo mixto, la intención de gasto está cada vez más impulsada por los ingresos y activos reales más que por los niveles de confianza. Los consumidores racionalizan sus gastos y priorizan las mejoras en la calidad de vida.
Muchos consideran que China es un espejo de los comportamientos de compra a nivel mundial.