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De las candilejas al verdadero liderazgo
¿Cómo transitar de jefe a líder? Esta pregunta campea los ámbitos corporativos desde hace muchos años. Tradicionalmente, dadas las calificaciones, remuneraciones y recompensas, el desempeño profesional individual lo era todo. Muchos perciben el trabajo en equipo como una “monserga”: todo realmente dependía de uno mismo.
Pero cuando se asciende a una gerencia por primera vez, la perspectiva cambia radicalmente; ya no es la visión individual la que impera, sino que gran parte de la evaluación es que rendimiento y resultados presenta el equipo de trabajo que se encabeza.
Hoy, hasta el 20 por ciento de los gerentes primerizos hacen un mal trabajo según sus subordinados directos. Incluso el 26 por ciento de los gerentes primerizos dicen que no se sentían listos para liderar a otros. Es revelador que casi el 60 por ciento de esos líderes primerizos dijeron que nunca recibieron ninguna capacitación cuando asumieron el papel de liderar a otros.
¿Qué desafíos enfrentan los nuevos líderes?
El primer problema es que están acostumbrados a hacer todo por sí mismos. De hecho, confían tanto en sus propias capacidades que dudan en delegar tareas, pues saben que otras personas probablemente tardarán más en realizar el trabajo.
El segundo problema es la microgestión. Aunque los gerentes primerizos saben que se espera que deleguen, verifican una y otra vez todo lo que hace cada miembro del equipo. Asumen que esto es una señal de compromiso con el equipo, pero en realidad resulta desmoralizante.
En tercer lugar, incluso cuando un nuevo gerente conoce la importancia de desarrollar a los demás, todavía se enfoca en quedar bien con su jefe. Entonces suele recopilar información del equipo y hace la presentación por sí mismo.
Los siguientes consejos son fundamentales para los gerentes primerizos y los líderes que los apoyan, asesoran y entrenan. Se parte de redefinir el liderazgo como la capacidad de influir en los demás. Es el liderazgo basado en valores que se construye con autorreflexión, perspectiva equilibrada y humildad genuina.
La autorreflexión, es la práctica de dar un paso atrás, filtrar el ruido y las distracciones, y hacerse preguntas para obtener claridad sobre sus valores, prioridades y objetivos, y determinar, incluso, lo que más importa.
La perspectiva equilibrada es recabar opiniones de otros sobre la mejor manera de abordar un proyecto, así como a la interacción con personas que tienen puntos de vista diferentes y contradictorios.
Asimismo, la humildad genuina aparece con la convicción de que las mejores ideas pueden provenir de cualquier parte. Para despertar tal creatividad y cooperación dentro de su equipo, los gerentes deben aprender a motivar a los demás y saber que, cuanto más se sientan vistas y escuchadas las personas, más motivadas estarán para hablar y ofrecer su opinión.
Estos tres elementos permiten la metamorfosis de jefe a líder.