Transforma Nueva York su Pascua con desfile lleno de color y estilo

NUEVA YORK, EU, 20 de abril de 2025.- Sombreros de todos los tamaños, formas y colores tomaron la Quinta Avenida este domingo durante el tradicional Easter Parade and Bonnet Festival, una fiesta neoyorquina que convierte la ciudad en una galería viviente de creatividad.

Desde estructuras florales únicas hasta tocados tejidos a mano, miles de asistentes, incluyendo familias de todas las nacionalidades y hasta mascotas vestidas para la ocasión, desfilaron por el corazón de Manhattan para celebrar la Pascua con alegría y estilo.
Este evento que se lleva a cabo cada año es reconocido por su habilidad para reunir a cientos de personas de diversas culturas y orígenes, todas con un mismo objetivo, el de celebrar la Pascua, la vida, la creatividad y el espíritu festivo que define a Nueva York.
Desde la calle 49 hasta la 52, frente a la icónica Catedral de San Patricio, miles de neoyorquinos y turistas se reunieron para ser parte de esta vibrante celebración, que ha perdurado por décadas como una de las tradiciones más queridas por los residentes de la ciudad.

Orejas de conejo, huevos de Pascua, flores gigantes y trajes elaborados con semanas de anticipación fueron protagonistas de una jornada en la que el arte y el humor se mezclaron con el espíritu festivo. Este desfile anual, que no necesita de carrozas ni música para brillar, se ha convertido en una de las tradiciones más entrañables de la ciudad.

Hablan los protagonistas
La comunidad latina también dijo presente, aportando su característico sabor, imaginación y espíritu festivo. Entre los asistentes estaba Carmen Paulino, una puertorriqueña y artista del crochet, que participó por quinta vez en el desfile.
"Me gusta hacer diseños de crochet y la inspiración es más o menos como las muñecas del baño que uno hace para cubrir el papel de toilet. Me gustan esas muñecas y yo hice una así para mi este año. También me encanta ver a toda la gente, la inspiración de todo mundo", explicó con una gran sonrisa, mientras lucía su creación única, hecha a mano con mucho detalle.

La creatividad no tuvo límites, y los participantes, como Carmen, se adentraron en la tradición del desfile para mostrar su propio estilo, lo que convirtió a la Quinta Avenida en un escaparate de diversas culturas, experiencias y formas de expresión.
Otra participante que asistió fue Roxana, boliviana residente en Nueva York desde hace 30 años, quien por primera vez desfiló con un atuendo lleno de detalles hechos a mano.
"Todo lo hice yo. Me tomó como tres semanas bordando y costurando hasta la una de la mañana todos los días", contó orgullosa, mientras caminaba entre la multitud. "Siempre había querido venir, y por fin se me dio."

Por su parte, Julia, originaria de Ecuador y residente de Jersey City, es ya una veterana del desfile. "A la parada vengo desde hace unos 10 años. Siempre me ha gustado ver la creatividad de la gente, los sombreros, la emoción que hay por Easter", dijo mientras mostraba su sombrero adornado con huevitos que ella misma creó a partir de un proyecto que no salió como ella esperaba, así que aprovechó la oportunidad para convertirlo en su sombrero para la ocasión.

Una de las asistentes que más robó miradas durante el desfile fue la puertorriqueña Gladis Soto, quien lleva una década participando en el evento, siempre acompañada por su inseparable mascota, una chihuahua vestida colorida y cuidadosamente a la que llama, con mucho orgullo, Gia Diamond.
"Yo soy la diseñadora, hice todo el atuendo mío y el de mi Gia Diamond, me inspiré en flores, huevitos y cosas así, me gusta mucho el desfile, conozco gente nueva, tengo muchas amistades que vienen aquí de los Chihuahuas Nations, una organización de perritos chihuahua que nos encontramos para compartir eventos, somos muy unidos", concluyó, mientras Gia Diamond posaba junto a ella para las fotos, luciendo su atuendo igualmente espectacular y detallado.

El Easter Parade celebró la Pascua, también la comunidad, la creatividad y la capacidad de todos para unirse en una celebración que, año tras año, sigue demostrando que, en Nueva York, la diversidad y el espíritu festivo son los verdaderos protagonistas.

