Lleva Grace Ramírez los sabores latinos a universidades de EU

MANHATTAN, Nueva York, EU, 6 de agosto de 2025.- Desde una cocina casera preparando arepas con su familia los domingos hasta alimentar a miles de estudiantes en universidades de todo el país, la chef y activista Grace Ramírez ha hecho de la comida un puente entre culturas, memoria y propósito. Su proyecto más reciente, La Latina Cocina, es un ejemplo claro de cómo la gastronomía puede convertirse en una herramienta educativa, cultural y de representación.
“Tenemos 85 puestitos en universidades por todo el país, son recetas muy familiares, carne mechada, frijoles negros, pollito como el que hace mi mamá en México”, contó Ramírez con entusiasmo.
El programa nació en alianza con Aramark, una de las compañías de servicios alimentarios más grandes de Estados Unidos, y tiene como objetivo llevar la cocina latinoamericana a comedores estudiantiles, destacando su sabor, diversidad y valor cultural.

Ramírez creció entre Venezuela, Puerto Rico y Miami, en una familia rodeada de arte, televisión y música. “Siempre estuve entre sets de televisión”, dijo. Su abuelo era militar, pero un excelente cocinero, y su abuela una gran anfitriona. En su casa, la comida era la excusa para reunir a una familia numerosa.
“Aunque soy hija única, tengo más de 70 primos. Cada reunión era una fiesta”; esa conexión emocional con la cocina, sumada a su entorno en la industria del entretenimiento, fue sembrando en ella una identidad muy clara, contar historias a través del sabor.
Comenzó su carrera en los medios trabajando como productora para Nickelodeon y MTV Latinoamérica, y luego para MTV Tr3s en Nueva York, pero pronto descubrió que su verdadera pasión no solo estaba detrás de las cámaras, sino también detrás de los fogones.
“Renuncié a MTV con la meta de trabajar en el Food Network, sin contactos ni garantías, me comí literalmente mis ahorros buscando una oportunidad”, contó.

Paralelamente, empezó a cocinar por necesidad y nostalgia, las arepas, la carne mechada y las celebraciones del Día de Acción de Gracias con amigos latinos se convirtieron en el terreno donde floreció su vocación.
Más tarde se integró al Food Network como productora del programa Throwdown with Bobby Flay, donde recorrió Estados Unidos conociendo de cerca las raíces de la gastronomía local, ahí comprendió que la industria de la hospitalidad era más que una pasión, era una forma de vida. “Veía que muchos chefs ejecutivos eran anglos, pero todo el espíritu de las cocinas era latino”.
Durante sus primeros años en cocinas profesionales, Ramírez fue testigo de una realidad que marcó profundamente su enfoque, la mayoría de sus compañeros eran inmigrantes que ocultaban su estatus por miedo o vergüenza.
“Mucha de la gente con la que yo trabajaba sentía vergüenza por su estatus migratorio. En aquella época se vivía el mismo miedo e incertidumbre que hoy, eran personas increíblemente talentosas, para mí, se volvió una responsabilidad social y moral hacer algo que hiciera sentir orgullosa a nuestra comunidad, especialmente a quienes cocinan para los demás”, afirmó.

Uno de los logros más simbólicos de su trayectoria fue regresar a la televisión como jurado en Top Chef VIP, de la cadena nacional, Telemundo, años después de haber sido eliminada en MasterChef. Aquella derrota, aunque dolorosa, se convirtió en el impulso que necesitaba para tomar la cocina con seriedad y formarse profesionalmente.
“Perder fue muy duro, porque dejé muchas cosas por participar, en ese momento tenía dos caminos, quedarme derrotada o convertir ese tropiezo en una carrera, y elegí lo segundo. Hoy, después de años de trabajo con propósito, regresar como jurado a Top Chef VIP es como cerrar un círculo, pero esta vez con más conocimiento, experiencia, voz propia y con el corazón bien puesto en lo que hago”, afirmó.

Esa formación fue solo el punto de partida para lo que vendría después, una carrera marcada por el servicio y el compromiso con su comunidad. Tras el huracán María, viajó a Puerto Rico como voluntaria de World Central Kitchen, WCK, para apoyar en la distribución masiva de comidas.
“Yo viví el huracán Andrew en Miami, sé lo que significa perder todo, ver a Puerto Rico así me removió el alma”.
Más adelante, durante la pandemia, lideró en Nueva York un programa de WCK que permitió a más de 250 restaurantes latinos preparar y distribuir 100 mil comidas diarias a hospitales públicos y comunidades vulnerables.

“Entrenábamos a los restaurantes para cocinar en escala, fue uno de los proyectos más lindos que he hecho”.
Así con su larga y significativa trayectoria y con su más reciente proyecto, La Latina Cocina, Grace Ramírez reúne los ingredientes esenciales de su historia, memoria, activismo y sabor. Más allá de los fogones y las cámaras, su propuesta ha transformado no solo menús, sino también miradas, hoy, su cocina no solo alimenta, también representa, inspira y deja huella.