Adaptan espacios para cuidar la salud mental con arquitectura consciente

QUEENS, Nueva York, EU, 18 de junio de 2025.- En un mundo cada vez más urbano, acelerado y solitario, la salud mental ha comenzado a ocupar un lugar importante en decisiones que antes parecían ser solo técnicas o estéticas. Hoy, las constructoras están repensando la manera en la que diseñan edificios, espacios públicos y zonas de acceso, no solo por funcionalidad o belleza, sino para prevenir riesgos emocionales y proteger la vida de las personas
“Hoy en día, los arquitectos y constructores tienen una responsabilidad que va más allá de lo estético o funcional. Es fundamental que comiencen a diseñar pensando también en el bienestar emocional de quienes habitarán o transitarán esos espacios. Cada vez es más necesario que se trabaje de la mano de profesionales en salud mental, porque muchos entornos urbanos pueden convertirse en escenarios de riesgo si no se consideran ciertos factores psicológicos", afirmó Mónica Villalba, psicóloga de la universidad Konrad Lorenz de Colombia.
La experta agregó que “la forma en que se construyen los edificios, puentes o espacios públicos puede influir profundamente en el estado anímico de una persona, y por eso es vital crear lugares que transmitan contención, seguridad y conexión humana.”

El caso más simbólico en Nueva York fue el del Vessel, la imponente estructura ubicada en Hudson Yards, que desde su inauguración en 2019 atrajo miles de visitantes por su diseño futurista y fotogénico. Sin embargo, también se convirtió en un escenario que registró algunas tragedias lo que llevó a su cierre en múltiples ocasiones.
“Ese fue un punto de quiebre, muchas desarrolladoras entendieron que no basta con crear espacios llamativos, también tienen que ser emocionalmente seguros. Desde entonces, hemos visto un cambio, barreras más altas, control de accesos y, en algunos casos, rediseños completos de estructuras”, explicó Ricardo Barco economista de la Universidad de Baruch, consultado por Quadratín Hispano
La salud mental debe hacer parte del diseño, en este caso el Vessel fue reabierto recientemente, pero con nuevas medidas de seguridad y acceso limitado a las plataformas más altas. Este tipo de adaptaciones refleja una nueva necesidad en la arquitectura, y es que ya la salud mental no solo se considera, sino que se prioriza.
“Estamos viendo un fenómeno global. Las constructoras y arquitectos deberían integrar psicólogos en los equipos de planificación a la hora de diseñar. No es exagerado, se trata de entender cómo un espacio puede impactar emocionalmente a alguien que está pasando por un momento difícil. La naturaleza por ejemplo ayuda mucho, agregó Villalba.
A su juicio, “está comprobado que la naturaleza tiene un efecto reparador en la mente humana. Por eso es tan importante que los proyectos arquitectónicos incluyan zonas verdes, espacios tranquilos y rincones donde las personas puedan simplemente respirar, pensar o encontrar un momento de calma en medio del ritmo acelerado de la ciudad. No se trata solo de embellecer, sino de generar ambientes que contribuyan al equilibrio emocional”.

La tendencia a futuro es una arquitectura emocionalmente inteligente. En ciudades como Nueva York, Londres o Tokio, hay cada vez más diseños que priorizan la luz natural, los espacios verdes, el silencio y la privacidad. También se están evitando ciertos estilos de construcción que pueden generar agobio o aislamiento, especialmente en estructuras de gran altura.
“Un árbol, una banca bien ubicada, un jardín elevado o una terraza con plantas pueden marcar una diferencia real en cómo alguien se siente en ese lugar. La depresión y la ansiedad son de las condiciones más frecuentes de esta era. Y los espacios urbanos pueden ser tanto un refugio como un detonante", menciona la psicóloga.
Para ella, “así como en los hoteles vemos letreros que dicen prohibido fumar, o en caso de emergencia llame al 911, también deberíamos empezar a ver mensajes que inviten a buscar ayuda si alguien no se siente bien emocionalmente. Incluir en edificios, estaciones o espacios públicos avisos con líneas de atención o mensajes de apoyo. Esto puede ser un paso simple pero muy valioso para normalizar el cuidado de la salud mental. Pedir ayuda no debe ser un tabú, y como sociedad también debemos aprender a ofrecerla con empatía y sin juicio", puntualizó.
Según datos de la Organizacion Mundial de la Salud, la depresión afecta a más de 280 millones de personas en el mundo. Y en ciudades como Nueva York, los efectos del encierro durante la pandemia y la vida acelerada incrementó los diagnósticos de ansiedad y soledad crónica.

Como consejo final, la psicóloga recomienda no ignorar las señales emocionales y buscar ayuda profesional cuando sea necesario. También sugiere rodearse de elementos que aporten bienestar en el día a día, tener plantas en casa, mantener la mente ocupada con actividades que generen placer, retomar hobbies olvidados y, sobre todo, procurar no aislarse.