Alertan sobre crimen, acoso e indiferencia estatal hacia la prensa

PRINCETON, Nueva Jersey, EU, 17 de octubre de 2025.- El autoritarismo en la región iberoamericana ha mutado. Así lo anunció este viernes Carlos Jornet, director periodístico de La Voz del Interior de Argentina, en el marco de la 81 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), durante el panel Periodismo bajo acoso en territorios hostiles.
“Algunos gobiernos no persiguen directamente, sino que toleran o financian la violencia y el acoso contra la prensa. En otros casos, como Haití, el Estado simplemente ha desaparecido”, aseguró durante la conversación.
El evento reunió a voces clave que trazaron un mapa desgarrador del ejercicio periodístico en tres naciones latinoamericanas: Haití, Guatemala y Perú. Cada una con su propia forma de silencio impuesto, pero también cada una con periodistas que siguen hablando.
“El país está gobernado por gangas. Los periodistas vivimos bajo su control. Ellos deciden quién vive y quién muere. En Haití estamos abandonados en manos de los gang. Es el lugar más peligroso del mundo para ser periodista”, afirmó Joseph Guyler Delva, fundador de SOS Journalistes, quien recién había logrado huir de Haití con apoyo de la SIP tras recibir amenazas de muerte.
Delva describió una nación tomada por el caos, donde las bandas armadas dictan la ley y los periodistas son blanco directo de su violencia.
“Un bebé fue arrancado de los brazos de su madre y lanzado al fuego”, relató entre pausas. “La madre murió después. Es una crisis humanitaria total.”
Aseguró que la complicidad entre las pandillas y sectores del gobierno es abierta. “El gobierno usa dinero del Estado para financiar campañas de desprestigio contra los periodistas que intentan contar la verdad. Nos acusan de estar aliados con las bandas. Lo hacen para silenciarnos.”
Uso del sistema judicial como herramienta de intimidación
Desde Haití, la conversación se trasladó a Guatemala, donde el periodista Mario Alejandro Sandoval, de Prensa Libre, expuso un tipo diferente de represión, más burocrática pero igual de corrosiva: el uso del sistema judicial como herramienta de intimidación.
“El Ministerio Público sigue con acusaciones espurias contra José Rubén Zamora. No lo dejan defenderse. Los procesos se alargan deliberadamente hasta quebrar la resistencia”, explicó.
El periodista recordó que, aunque el gobierno del presidente Bernardo Arévalo ha generado cierta apertura, las estructuras que sostienen la censura y el acoso judicial permanecen intactas. “El gobierno cambió, pero el sistema judicial sigue, y las agresiones también.”
“En las fronteras con México o El Salvador hay alcaldes que son parte de las mafias. En esos lugares, los periodistas trabajan sin protección. Algunos deben cubrir regiones ajenas para no ser asesinados”, explicó en su discurso.
Su descripción del periodismo guatemalteco fue bastante descriptiva, se basa en comunicadores que informan desde una página de Facebook, sin respaldo, en comunidades donde “un alcalde tiene más poder que el propio Estado”.
Agujero negro político en Perú
“En el Perú tenemos un agujero negro político. Todo el que entra a una institución es succionado. No hay políticas públicas, hay crimen organizado y dos periodistas asesinados este año por denunciar corrupción local”, explicó Rodrigo Salazar Zimmermann, del Consejo de la Prensa Peruana, sobre la situación que atraviesa su país.
Salazar también subrayó que la corrupción, la informalidad y la violencia organizada se han fusionado hasta convertir la prensa en el blanco más fácil.
“Antes los políticos podían estar en desacuerdo con un periodista, pero no lo mataban. Hoy los denuncian por acoso o los atacan en protestas. Si sales a cubrir una marcha, te puede caer un perdigón”, destacó.
Luego continuó con la lista de incongruencias, “hay proyectos de ley dormidos que en cualquier sesión de medianoche pueden aprobarse sin debate. Entre ellos, la llamada Ley Mordaza, que amplía las penas por difamación. En un país donde difamar puede significar simplemente opinar, eso es una amenaza directa”.
Mientras el público tomaba nota, Carlos Jornet cerró la sesión recordando que las tres historias narraban, en realidad, una sola: la del retroceso de las garantías democráticas en la región.
“En algunos lugares el Estado ataca; en otros, simplemente no existe. Pero el resultado es el mismo: periodistas perseguidos, medios debilitados y sociedades desinformadas.”
El evento concluyó con un llamado urgente: que la comunidad internacional deje de mirar hacia otro lado.