¿Petfluencer? Cuando la mascota de la casa paga las cuentas

PRINCETON, Nueva Jersey, EU, 11 de agosto de 2025.- No hablan, no negocian contratos y no saben lo que es una estrategia de marketing. Aun así, un perro, gato o tortuga influencer mirando a la cámara puede vender más que un influencer humano con millones de seguidores. ¿La razón? La genuidad.
Las mascotas no pretenden ser auténticas: simplemente lo son. Esa naturalidad se traduce en confianza, interacciones y contratos millonarios que han invertido el orden de las cosas. Sin proponérselo, los petfluencer —término que describe a mascotas que tienen cuentas con un número significativo de seguidores en redes sociales y pueden recibir compensación por respaldar marcas— han convertido a sus dueños en sus propios empleados.
“Las mascotas aportan una autenticidad única y un atractivo universal. Las personas sienten de forma natural confianza y afecto hacia los animales, y esa positividad suele trasladarse a las marcas que representan”, explica Colleen Wilson, fundadora y CEO de la agencia Pets on Q, en entrevista con Quadratín Hispano.
El fenómeno no es nuevo, pero en 2025 ha “crecido sustancialmente”. Según el portal de análisis InBeat, existen más de 2 millones de cuentas de petfluencers activas solo en Instagram, con tasas de interacción que rondan el 5 por ciento, casi el doble que el promedio de influencers humanos.
Algunos, como Doug the Pug o Nala Cat, han participado en campañas de marcas como Mercedes-Benz, Disney y Amazon, generando ingresos de 10 mil a 30 mil dólares por publicación.
“Las cuentas con mejor rendimiento pueden asegurar campañas que valen seis cifras anuales, incluso si no tienen un millón de seguidores”, añade Wilson, quien asegura que cada vez más marcas reconocen el poder del contenido de mascotas para captar audiencias e impulsar resultados sólidos.
Otra razón clave, que demuestra que los petfluencer son más éxitos a la hora de vender, es la neutralidad, según la CEO. “Es mucho menos probable que las mascotas sean controvertidas en comparación con los influencers humanos”, señala Wilson.

“Mientras una celebridad como las Kardashians puede generar opiniones divididas, las mascotas suelen ser aceptadas casi universalmente. Esto las convierte en una opción más segura y consistente para las asociaciones con marcas”, agrega.
Según estudios recientes publicados en The Journal of Advertising Research (Lavertu et al., 2025), los perfiles de mascotas son percibidos como más sinceros y generan mayor intención de compra que las cuentas de influencers humanos.
La investigación, titulada Petfluencers, la Fórmula Peluda para Avales Sinceros, incluyó un experimento real en Instagram y reveló que los anuncios protagonizados por mascotas triplicaron el nivel de interacción y redujeron el costo por engagement a un tercio del de campañas similares con humanos.
Los investigadores de la University of Strathclyde, University of Louisville y University of Edinburgh también subrayan que los rasgos antropomórficos, gestos y expresiones que evocan emociones humanas, refuerzan dicha persuasión.
“Las personas con alta tendencia a antropomorfizar atribuyen sentimientos a los animales, los perciben como más sinceros y responden de manera positiva, incluso destinando más recursos en apoyo a causas relacionadas con ellos”, concluye el estudio.
Más alcance, más ganancias
El alcance es notable: alrededor del 63 por ciento de los dueños de mascotas siguen al menos a un petfluencer en plataformas como Instagram y TikTok. Este alto engagement se traduce en ganancias considerables. Por ejemplo, los petfluencers de primer nivel cobran más de 15 mil dólares por publicación patrocinada, según un reporte de InBeat.
“Históricamente, Instagram ha sido dominante, pero estamos viendo un cambio hacia TikTok por su algoritmo de descubrimiento viral. YouTube también gana terreno, ya que permite a las marcas construir conexiones más profundas con videos de formato largo”, apunta Wilson.
Ejemplos como Watki, que cuenta con más de un millón de seguidores en Instagram y documenta las aventuras de dos golden retrievers, demuestran cómo estos perfiles conectan emocionalmente con las audiencias. Sus publicaciones, centradas en viajes, naturaleza, duelo y amistad, generan campañas efectivas para marcas de estilo de vida, bienestar y productos para mascotas.
Jennifer Ross, creadora del perfil de Watki, confiesa que tras alcanzar el millón de seguidores, las colaboraciones no pararon. “Empezó como algo inocente. Hoy gestionamos contratos, programaciones, sesiones de fotos y mucho más”.
“Es mucho más fácil conectar con animales que con personas, entonces esto hace que el perfil, si lo sabes administrar, lo más probable es que crezca muy rápido”, indicó Laura Bolaños, creadora de contenido y estratega digital, en entrevista con este medio.