Rompió barreras Lillian Colón como primera Rockette latina en NY

NUEVA YORK, EU, 9 de mayo de 2025.- Lillian Colón no solo hizo historia al convertirse en la primera mujer latina en integrar las emblemáticas Rockettes del Radio City Music Hall, sino que también ha desafiado cada expectativa impuesta por la edad, el origen o el género. Una trayectoria que la llevó de un orfanato en el Bronx a los escenarios más icónicos del país y luego al cine, es una celebración al talento, la pasión, la maternidad y la determinación sin fecha de vencimiento.
Criada en un orfanato del Bronx tras emigrar desde Puerto Rico, Colón descubrió la danza gracias a una coincidencia que terminó marcando su vida. Una monja del orfanato contrató a una profesora de la High School of Performing Arts para que diera clases una vez al mes y bastó una sola clase para encender una pasión que nunca se apagó.

“No tenía padres que me llevaran a clases o me compraran zapatillas. Yo limpiaba estudios de baile solo para poder ver las clases, aprendí viendo videos, imitando, no tenía técnica, pero tenía el ritmo y las ganas, trabajé mucho para conseguirlo, esa fuerza que nace de ser latina me impulsó”, dijo Colon en entrevista con Quadratín Hispano.
A los 29 años, Lillian Colón logró lo que parecía inalcanzable al unirse a la alineación perfecta de las Rockettes y bailar en uno de los escenarios más exigentes del mundo.
Con disciplina y carisma, se convirtió en la primera mujer latina en formar parte de este cuerpo de baile legendario, reconocido por su sincronía precisa y su elegancia impecable; cada temporada, miles de personas viajan desde distintos rincones del mundo para verlas brillar en el Radio City Music Hall, allí estuvo durante más de una década marcando el ritmo con firmeza y escribiendo su nombre en la historia del espectáculo.

“La audición para ser parte de las Rockettes fue muy exigente. Competí con 400 muchachas y tuve que darlo todo, muchas vueltas, muchas patadas, muchísimo esfuerzo, pero lo logré. Formar parte de este grupo único en su estilo fue una experiencia inolvidable, pero también fue una gran responsabilidad, porque si una se equivoca, toda la fila se desarma, esa precisión me enseñó mucho sobre el trabajo en equipo y la importancia de confiar unas en otras, una lección que hoy trato de transmitir a mis alumnos en cada clase.”, expresó.
Regresó al escenario desde otro lugar
Después de años sobre el escenario, el amor tocó su puerta de una forma inesperada, a los 44 conoció a su esposo, y a los 46 fue madre por primera vez, fue ahí donde decidió alejarse del espectáculo para criar a su hija, y comenzó a trabajar en vestuario detrás del telón.

“Muchas personas abandonan el baile a los 30, para ser madres, yo fui madre a los 46, cuando muchas ya están viendo el retiro. Pero la maternidad me transformó, quería estar presente, ver a mi hija crecer, y luego regresé a mi mundo, pero desde otro lugar”.
En 2018, Lillian Colón rompió nuevamente barreras al presentarse a la audición para la película In the Heights, adaptación cinematográfica del exitoso musical de Broadway; aunque la convocatoria incluía bailarines de hasta 65 años, fue la única mayor de 50 en responder. Rodeada de jóvenes de 20, tuvo que ejecutar las mismas exigentes rutinas de hip-hop y salsa, y cuando el equipo supo que había sido la primera latina en formar parte de las Rockettes, su presencia cobró un significado aún mayor entre el elenco.
Hoy, a sus 70 años, Lillian Colón enseña danza en Nueva York, preside el grupo de ex Rockettes y sigue escribiendo y creando. Sueña con llevar su historia a Broadway o convertirla en una serie animada, con la idea de crear a la primera Lilly puertorriqueña, una huérfana que canta y baila con sabor latino. Su libro de memorias Lilly, The First Latina Rockette busca inspirar a niños y jóvenes que, como ella, crecieron sin un sistema de apoyo tradicional, y abrir camino para nuevas generaciones de artistas latinos.

“Pese a los desafíos, salí adelante con preparación, fe y determinación. Quiero que los niños sepan que no importa de dónde vienen, lo importante es hacia dónde quieren llegar. Los sueños se cumplen, y si yo lo logré, ellos también pueden. Las niñas latinas necesitan verse en los escenarios, en las pantallas, en los cuentos. Nuestra historia también merece un lugar”.
En este mes de las madres, Lillian Colón se alza como un símbolo de todo lo que es posible con disciplina, coraje y corazón, su historia recuerda que nunca es tarde para abrir camino, romper barreras o reinventarse; desde los estudios de danza hasta los camerinos, desde los aplausos hasta los silencios del esfuerzo, su legado sigue creciendo como una coreografía viva que honra a cada niña que alguna vez soñó con bailar contra todo pronóstico.