Cada libro conecta la ciencia con la sociedad: Ernesto Villanueva

CIUDAD DE México, 11 de agosto de 2025.- Con más de 30 libros publicados en México y el extranjero, Ernesto Villanueva ha consolidado una trayectoria académica que combina investigación jurídica, análisis político y reflexión sobre comunicación social.
Sus obras han circulado en bibliotecas, universidades y plataformas de diversos países, lo que le ha permitido conocer de primera mano las diferencias entre los sistemas editoriales y aprovechar cada uno de ellos para ampliar el alcance de sus investigaciones. Su experiencia lo ha llevado a enfrentar retos técnicos y legales que, lejos de ser obstáculos, han fortalecido su proyección internacional. En esta conversación, comparte los aprendizajes de su camino como autor, sus estrategias para llegar a públicos diversos y su visión sobre el papel del libro académico en la sociedad contemporánea.

Has publicado decenas de libros académicos, ¿cómo describirías tu trayectoria editorial?
Ha sido un trabajo constante durante décadas, combinando investigación profunda con la responsabilidad de hacerla accesible. Cada libro ha sido una oportunidad para aportar conocimiento y abrir debates, no solo en México, sino también en otros países. Publicar en distintos entornos me ha enseñado a adaptarme a las exigencias de cada mercado editorial y a entender que el libro es también una herramienta de diálogo.
¿Qué retos has enfrentado al publicar en distintos países?
Los retos varían mucho. En México, por ejemplo, el ISBN es gratuito pero el proceso es más burocrático y lento. En Estados Unidos, en cambio, a través de Bowker, la asignación es más rápida y flexible, lo que permite que un libro se integre inmediatamente a catálogos internacionales y plataformas globales. Esto influye no solo en la velocidad de distribución, sino en la manera en que el libro entra en la conversación académica internacional.
¿Puedes dar un ejemplo concreto de esas diferencias?
Sí. En una ocasión, en Estados Unidos gestioné una obra que, por requerimientos técnicos del distribuidor, terminó con dos ISBN distintos con algunos meses de diferencia. Es completamente normal: en la industria editorial norteamericana, cada ajuste de formato o de metadatos puede generar un nuevo ISBN para asegurar trazabilidad en bibliotecas y plataformas. En Estados Unidos, este procedimiento está contemplado por las políticas de Bowker, la agencia oficial del ISBN, y es perfectamente legítimo. La clave está en entender que cada mercado tiene sus reglas, y adaptarse a ellas permite que el libro llegue más lejos.

¿Qué ventajas ves en un ISBN de Estados Unidos frente a uno de México?
El ISBN de Estados Unidos se integra mucho más rápido a bases de datos internacionales, bibliotecas universitarias y plataformas como Amazon o IngramSpark. El de México es igual de válido, pero requiere más pasos y tiempo para lograr el mismo alcance. Por eso, cuando busco proyección global inmediata, utilizo el sistema estadounidense, y cuando quiero priorizar la distribución local, recurro al mexicano. He trabajado con ambos y cada uno tiene su utilidad dependiendo de la estrategia de distribución.
Más allá de lo técnico, ¿qué significa para ti publicar un libro académico?
Es cerrar un ciclo de investigación y abrir otro de diálogo. Un libro académico no solo comunica hallazgos, también provoca preguntas y reflexiones que enriquecen el debate público. Es una forma de dejar registro de ideas y hallazgos para que otros puedan analizarlos, cuestionarlos y mejorarlos.
¿Cómo eliges los temas de tus libros?
Surgen de vacíos que detecto en el debate académico, en la práctica jurídica o en la comunicación política. Si hay un tema con desinformación o falta de análisis serio, me interesa investigarlo y documentarlo.

¿Cómo acercas estos temas al público hispanohablante en Estados Unidos?
El reto es doble: mantener el rigor académico y adaptarse a un contexto cultural distinto. Para lograrlo, uso ejemplos y referencias que conecten con la experiencia de la comunidad hispanohablante, evitando tecnicismos innecesarios pero sin simplificar en exceso. La idea es que cualquier lector interesado, viva donde viva, pueda encontrar relevancia en el tema y herramientas para comprenderlo mejor.
¿Qué impacto buscas generar con tus publicaciones?
Busco que sean herramientas útiles. No solo para especialistas, sino también para estudiantes, comunicadores, legisladores y cualquier persona que quiera entender mejor cómo funcionan las estructuras políticas, legales y mediáticas.
Has coordinado también obras colectivas, ¿qué implica ese trabajo?
Mucha coordinación y paciencia [ríe]. Hay que armonizar estilos y enfoques para que el resultado sea coherente y de calidad. Pero vale la pena porque se obtiene una visión plural sobre un mismo tema.

¿Cómo equilibras el rigor académico con la accesibilidad para un público amplio?
Adaptando el lenguaje sin perder precisión. Hay que sintetizar sin simplificar demasiado, y siempre respaldar lo que se dice con fuentes sólidas.
¿Qué viene en tu agenda editorial?
Proyectos sobre comunicación política, derechos digitales y ética de la inteligencia artificial. Mi meta es seguir publicando en México y fuera del país para que el conocimiento circule lo más ampliamente posible.
Para Ernesto Villanueva, un libro no es solo el resultado de una investigación, sino un puente hacia el diálogo social y académico. Su experiencia en distintos sistemas editoriales le ha permitido optimizar la distribución de sus obras y entender que, en la era global, el conocimiento debe trascender fronteras físicas y burocráticas. Con un pie en la academia y otro en el espacio público, su meta sigue siendo la misma: que las ideas lleguen donde más pueden generar cambio.
Ernesto Villanueva, doctor en Derecho y comunicación, investigador titular del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM, especializado en transparencia, libertad de expresión y derechos digitales, ha sido perito de la Corte Interamericano de Derechos Humanos en temas relacionados con la libertad de expresión y transparencia. La Escuela de Periodismo Carlos Septien García le otorgó el Doctorado Honoris Causa en Periodismo.