Abanico
Empresas humanistas
Durante mucho tiempo se evadieron, minimizaron o escondieron en el trabajo emociones y sentimientos. Ambos se excluyeron en aras de la funcionalidad y lógica que debía imperar en el ambiente laboral. Pero este acuerdo tácito y unilateral pronto se resquebrajó. La deshumanización cobró factura con la desmotivación y “renuncia silenciosa”. La división entre las misiones empresariales y el propósito de vida de los colaboradores marcó una división aparentemente insalvable.
Hoy el retorno al humanismo empresarial es ineludible para catapultar desempeño, motivación y crecimiento.
Las empresas pueden gestionar las emociones de sus empleados al fomentar la autoconciencia emocional, comunicación empática y alineamiento entre valores personales y misión corporativa. El reto actual e ineludible está en convertir la misión empresarial en algo que los colaboradores perciban como significativo para su propia vida.
Entre las estrategias clave de gestión emocional destacan esas acciones:
- Autoconciencia emocional. Implica capacitar a líderes y empleados para reconocer sus propias emociones y cómo influyen en su desempeño.
- Comunicación asertiva y empática. Es crear espacios donde los colaboradores puedan expresar preocupaciones sin miedo a represalias.
- Gestión del estrés. Incluye programas de bienestar, mindfulness y pausas activas para reducir tensiones.
- Reconocimiento y feedback positivo. Es reforzar logros individuales y colectivos para generar emociones de orgullo y pertenencia.
Requerimos empresas que creen una cultura benigna, una en la que se permita celebrar pequeños logros, no esperar a grandes hitos, sino reconocer avances diarios.
Se necesita una cultura empresarial donde se puedan diseñar experiencias laborales significativas: Vincular tareas con un propósito mayor y mostrar cómo contribuyen al impacto social o ambiental de la empresa.
Es urgente promover la colaboración, buscar equipos cohesionados que generan confianza y emociones positivas compartidas. Necesitamos crear una cultura de apoyo con líderes que muestran empatía y vulnerabilidad, que inspiran autenticidad en los demás.
Una empresa humanista necesita encontrar sentido en la misión corporativa. Traducir la misión en acciones concretas. Para ello, no basta con frases inspiradoras, los empleados deben ver cómo su trabajo diario conecta con esa misión. También es crucial alinear valores personales y corporativos y generar programas de desarrollo que permitan a los colaboradores explorar cómo sus metas de vida se reflejan en la estrategia de la empresa.
La empresa debe involucrar a los empleados en la definición de proyectos estratégicos para que se sientan cocreadores y contar historias reales de impacto que muestren cómo la empresa transforma vidas o comunidades.
Una empresa humanista, como la que ahora demandamos, es aquella con un enfoque de autoconciencia emocional, comunicación empática, reconocimiento positivo y alineamiento de la misión y valores.
Existen muchos ejemplos en el mercado: Microsoft integra la inteligencia emocional en sus programas de liderazgo, Google promueve la empatía como eje de su cultura organizacional y empresas como Danone, Unilever y BBVA redefinen su propósito corporativo para conectar con la sociedad y con sus empleados. Estamos en una era de alta tecnología y de rencontrarnos con nosotros mismos.


